viernes, 14 de febrero de 2014

CAP 1.- SUPERAR EL PÁNICO Y EL MIEDO. (1)



8 de Abril de 2325
-.1.-
            Lo llaman Tormenta, no sé muy bien por qué. Tormenta ha sido desde que soy niño una palabra a temer, algo que nombraban los Padres, y nosotros, los de abajo, obedecíamos. Como manda la Tradición: “Guarecerse del exterior en el Refugio mientras pasa la Tormenta”. Sabias palabras. Es lo que hacemos, así vivimos desde que tengo memoria.

            Ahora la veo en el horizonte. No la Tormenta todavía, pero sí la oscuridad que la precede. Las lejanas montañas están empañadas de una negrura antinatural, a pleno sol, de una neblina grisácea de la que proviene el viento. Esto solo es presagio de la Tormenta. Pero además, lo puedes notar por dentro. La garganta te pica sin descanso, los pulmones parecen no expandirse del todo, los ojos están secos y no paras de pestañear, y tienes un vacío extraño en el estómago muy distinto al del hambre. No tengo dudas, la Tormenta se acerca.

-Debemos ponernos las máscaras a partir de ahora.

            Tres me obedece en todo, me sigue incansablemente, dando muestra de una fuerza de voluntad  de la que en un primer momento no le creía poseedor. Mejor, quizá dentro de muy poco nos haga falta sacar fuerzas de reserva ante lo que se avecina. Otras veces he tenido la Tormenta cerca y ninguna fue agradable. Pero sin duda este muchacho me retrasará, no tiene experiencia, no tiene ningún conocimiento, solo me tiene a mí, y yo preciso de todas mis fuerzas ahora para salvarme. Dudo poder tirar de él. Veremos lo que pasa.

            Nos detenemos ante una formación rocosa, con las máscaras puestas. La voz suena amortiguada y monótona, pero Tres parece acostumbrarse rápidamente. No me agrada la idea de no tener una máscara de repuesto, pero no puedo dejar que el muchacho respire este aire y más cuando lo conduzco precisamente al refugio. Hay algo en él que me inquieta... no sé por qué, pero creo que es interesante para los Padres.

-Escúchame bien y no me interrumpas –me mira, parpadea y permanece callado. Bien- No vamos a llegar a ningún sitio. La Tormenta nos alcanzará antes. Mañana esta zona estará devastada –un temblor en sus ojos: entiende lo que le estoy diciendo. Mejor; me cae bien este muchacho- Tranquilo, me ha pasado alguna que otra vez. No será un paseo, pero podemos sobrevivir.

-Pero...- Levanto un dedo y me deja hablar.

-Tranquilo. Solo sígueme, ahorra energías, y puede que todo vaya bien. Nos dirigimos al subsuelo, allí estaremos seguros. Pero tendremos que bajar bastante para aguantar la Tormenta, y no será agradable. Vamos.

            Seis horas más tarde estamos frente a una galería. Como en todas las demás, la entrada hace tiempo que desapareció, volada desde sus cimientos en los Días Oscuros. Tres mira con recelo el amplio túnel que desciende hacia las profundidades, pero no se detiene ni un momento. Iniciamos el descenso mirando hacia atrás, hacia un oscurecido cielo que arrastra consigo muerte y perdición...

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